Alguien dijo una vez que «el llamado a servir a Cristo incluye el llamado a sufrir por Cristo» parece que los cristianos en Arabia Saudita son el mejor ejemplo para apoyar esta afirmación.
El Reino de Arabia Saudita es una monarquía islámica en la que el Islam sunita es la religión oficial del estado y a los no musulmanes no se les permite tener la ciudadanía saudí. La conversión del Islam a otra religión se considera apostasía y es castigado con la muerte, si el acusado no se retracta. También en el reino se ejecuta bajo la ley islámica, más comúnmente conocida como Sharia que consiste en castigos como la decapitación, lapidación y flagelación en público.
Actualmente no hay iglesias oficiales en Arabia Saudita, a pesar del hecho de que miles de mezquitas, financiadas por Arabia Saudita, se han construido en el oeste. Las leyes saudíes prohíben la práctica de cualquier religión que no sea el Islam. Los fieles no musulmanes se exponen a la detención, el encarcelamiento, apresamiento, expulsión y, a veces la tortura. Están prohibidos los productos y artículos pertenecientes a religiones distintas del Islam, estos incluyen Biblias y crucifijos, y si lo encuentra, entonces la persona está sujeta a castigos similares.
Sin embargo, a pesar de todas estas restricciones y castigos, el cristianismo aún prevalece en Arabia Saudita. A la mayoría de ellos se les permite entrar en el Reino como trabajadores extranjeros para el trabajo temporal, pero no se les permite practicar su fe abiertamente. Los cristianos, tienen prohibido viajar a la Meca o Medina, las ciudades santas del Islam, mientras que los saudíes pueden viajar libremente a cualquier ciudad en el oeste.
El pequeño porcentaje de los cristianos que actualmente viven en Arabia Saudita se reúnen en iglesias subterráneas o lugares privados para adorar y rezar, pero siempre con el riesgo de ser arrestados. Muchos ya han sido objetos de una persecución al igual que en 2014, 28 cristianos entre ellos mujeres y niños fueron detenidos por la policía de Arabia Saudita, se decía que estaban adorando en la casa de un ciudadano indio en la ciudad oriental de Khafji.
En occidente, los musulmanes no se enfrentan a ninguna persecución, se les permite construir sus mezquitas y practicar abiertamente su religión. Pero ¿Por qué los cristianos no tienen la misma libertad en sus países? Las Iglesias que ya existían en Arabia Saudita antes del comienzo del Islam también fueron destruidas, e incluso hoy en día a los cristianos no se les permite construir ni una sola iglesia en el país. Ni siquiera los niños ni las mujeres se libran de los malos tratos.
Muchos musulmanes que llegaron a conocer a Cristo a través de otros cristianos, o por medio de visiones, aceptaron el cristianismo, pero con miedo del gobierno y la ley, mantenido lo en secreto, legalmente y de mala gana permaneciendo como musulmanes.
Debemos recordar en nuestras oraciones a nuestros hermanos y hermanas cristianos que residen actualmente en el territorio saudí. Ellos están en un riesgo constante de castigos severos y necesitan nuestras oraciones. Que Dios siempre los proteja y les de la fuerza para soportar todo esto por el amor de Cristo.
Tenemos que orar para que las iglesias en las casas mantengan el culto en secreto y no sean descubiertas por la policía secreta, además, para que más musulmanes se encuentren con Jesús a través de los medios de comunicación, testimonios u otras formas.
Jesucristo por Arabia Saudita, Jesucristo, para los musulmanes, y Jesucristo, para todos. Aleluya. Amén.