Cuando me convertí en cristiano por primera vez, muchos años atrás, mi vida estaba llena de muchas cosas sucias que yo sabía que no complacen a Dios. Mi problema era que no tenía el poder de cambiar – aun cuando yo quería cambiar. Traté de cambiar cosas en mi vida, en muchas ocasiones y de muchas formas pero nada perduró. Siempre volvía atrás, a vivir de la misma manera que siempre viví.
Sin embargo, el día que fui salvo y Cristo se hizo real en mí, mi corazón cambió radicalmente. Aprendí inmediatamente que Dios estaba dispuesto a darme ambas cosas, el deseo y el poder para cambiar mi vida.
Esto significa que necesitamos recibir al Espíritu Santo para crear cambios reales y duraderos en nuestra vida. En el momento que alguien se convierte en cristiano, Dios Padre nos da el Espíritu Santo que vive permanentemente en nuestro interior, el cual nos da todo lo que necesitamos para realizar cualquier cambio en nosotros. Con la ayuda del Espíritu Santo y el poder, Dios retira todos los malos hábitos, y la debilidad y nos fortalece para ser nuevos en Él.
El Espíritu Santo no solamente nos da deseos santos, sino que Él también nos da el poder para conseguir que esos deseos sean realizados en nuestra vida. Cuando damos nuestras vidas al Señor, el Espíritu Santo inmediatamente comienza a darnos un hambre por la verdad.
Con el Espíritu Santo viviendo en nuestro interior, el deseo de conocer a Cristo nace en nuestra vida. Es un trabajo sobrenatural de Dios cuando el Espíritu Santo nos ayuda a entender lo que la Biblia nos dice de manera simple y completa.
A medida que leemos la Biblia más y más, aprendemos sobre las cosas que agradan a Dios y por ende las cosas que no le agradan. A medida que leemos, el Espíritu Santo nos da un deseo nuevo de hacer lo que le agrada a Dios y eliminar de raíz todo lo que no le agrada.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas 2 Corintios 5:17
¿Has querido alguna vez abrirte a Cristo y así poder cambiar tu vida? Si no es así, por favor, ora esta oración para ti mismo:
Padre, por favor, ayúdame a permitir a tu Espíritu Santo manifestarse y enseñarme todas las maneras que tiene para enriquecer mi vida a través de su trabajo santo en mi vida, y ayúdame a no tener miedo y simplemente dar mi vida a Él para que pueda hacer exactamente eso, cambiar mi vida de acuerdo con tus deseos, Amén.