La voluntad de Dios para nuestra vida.
¿De qué forma puedo empezar a tomar buenas decisiones? ¿Qué necesita Dios de mí? ¿Tiene Dios en cuenta cada decisión que tomó, por sencilla que sea? ¿Qué propósito tengo en esta vida?
Dios se preocupa en gran manera por tu corazón y todo lo que te pasa. Para poder conocer la voluntad del padre para tu vida, tienes que estar seguro de que tus decisiones y hacia dónde te llevan están a la par con la palabra de Dios y sus mandamientos. Necesitamos tomar tiempo de nuestro día a día para leer la palabra, orar sinceramente y tener tiempo de calidad con Dios, con nuestro Salvador, sólo entonces empezaremos entender poco a poco sus caminos, su voluntad y lo que desea para nuestra vida. Podemos pedir ayuda y más conocimiento a nuestros padres, líderes o pastores que tengamos a disposición.
Debemos entender una cosa, si esta en nuestro corazón el deseo de seguirle, nos tiene que entrar en la cabeza el hecho de que esto no se trata de lo que nosotros queremos, sino de lo que Dios quiere y desea. Tenemos que depositar toda nuestra confianza en Él, porque Él es fiel y bueno y su voluntad siempre nos traerá lo mejor para nuestra vida.
En muchas ocasiones la voluntad de Dios no nos parece la mejor opción, primero porque no nos gusta lo que nos ha encomendado. Pero si escuchamos y respondemos al llamado, podremos entender y comprender si Dios quiere, el proceso que estamos pasando y en qué beneficia a Dios a ti mismo.
Muchos estamos acomodados al confort y a las satisfacciones que esta vida brinda, a largo plaza todas estas cosas no satisfacen las necesidades espirituales más profundas y necesarias.
Equivocarse al tomar una decisión no nos sentencia a estar alejados de la voluntad de Dios para siempre, para esto está Cristo, para esto murió en la cruz. La escritura está llena de personas y sus vidas como ejemplo al padecer muchas de las cosas que sufrimos cada día, Dios las levantó y las pudo usar para sacar de la nada algo hermoso y milagroso, sobrenatural.
Dios es nuestro padre, no está para condenarnos, sino para ayudarnos a ser más como nuestro señor Jesucristo. Si nuestro deseo y enfoque está en Jesús, nuestro camino de santidad, todo lo demás vendrá de manera fluida y fácil, y en el momento adecuado y perfecto. Dios es un Dios de segundas oportunidades, no te condena al primer error de cálculo. Amén.