El amor no es grosero – Lucas 6:31 – ‘’Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. ’’
¿Puede el amor ser grosero? No, no puede serlo, porque Dios es amor y Dios no es grosero. ¡Sin embargo nosotros sí podemos serlo! Ojalá pudiera decir que nunca actué groseramente, especialmente con mi familia, pero eso sería mentir. Podemos ser groseros entre nosotros, podemos expresar nuestro orgullo y prejuicios en las caras de otras personas. Podemos ser groseros con un tono de voz irritado, condescendiente o rencoroso.
Todos estos actos son actos groseros. Nunca sanan o levantan; nunca se renuevan. La rudeza es egoísta, no busca de otro sino de sí mismo.
Pero Dios no es así. Él no actúa impropiamente hacia nosotros. Él es siempre paciente y amable. Él nos ama sin demanda ni expectativas. Su amor es puramente incondicional, sin ataduras. Este es el amor que construye y fortalece las relaciones. La grosería, por otro lado, los derriba.
Nadie quiere ser tratado groseramente. Nadie quiere ser humillado o avergonzado. Ese es el objetivo de la regla de oro: » Haz por los demás lo que quieres que otros hagan por ti» . «(Lucas 6:31). Y esto es incluso para nuestros enemigos. Lo que Jesús está diciendo es que la rudeza no tiene lugar en las relaciones humanas. Nunca hay una razón para comportarse de una manera fea e indecente.
La Biblia te alienta a crecer en gracia y en el conocimiento de Cristo Jesús. Conocerlo te cambia, renueva tu mente y transforma tu persona. Él trabaja en ti para desarrollar un corazón que confíe en Él. En esta relación de confianza, el amor de Dios se expresa a través de ti. Y ese amor no es grosero.